OBRAS

INCOMPLETAS



VOL II


S O L O 

SOMOS 

INERCIA





I


La primera imagen que quiero mostrarte es para mi una especie de estigma.


La noche antes de grabarla, había tenido una revelación: había encontrado por fin el principio de mi película. Al despertarme, lo había olvidado. Decidí grabar mi habitación porque si no podía grabar mi revelación, al menos quería grabar su ausencia.


Desde aquella noche, me obsesione con la idea de hacer  una película inacabada, una película sobre su propio fracaso.


Ahora ya lo sé. Si estás escuchándome es porque esta película ya ha empezado. Siento que he estado esperando este momento toda mi vida. No puedo abandonar ahora. 


Pero tampoco sé cómo continuar. 



II


Una vez escuché que el primer llanto que tenemos al nacer tiene que ver con la entrada del aire por primera vez en nuestros pulmones.


Después simplemente nos acostumbramos. Igual que nos acostumbramos a todo. Nos acostumbramos a la vida igual que al aire, pero nunca nos basta. Y si basta es por un instante. Porque la vida es como un vicio.




IV


La primera vez que tuve una iluminación creí haber encontrado la solución a este problema: me pareció haber dado con el secreto de la existencia.


Porque si el deseo insatisfecho lleva a la frustración y un deseo satisfecho lleva inevitablemente a otro, el secreto de la vida tenía que ser desear el deseo: desear desear. Asi no importaba satisfacerlo, porque siempre que deseara algo ya tendría mi propio deseo para regodearme con él. Así no había lugar para la frustración. Así, el círculo se cerraba. 


Con el tiempo, esta iluminación se fue apagando. 


Ahora ya sé que esta idea conlleva un creciente vacío y una deuda con uno mismo y con todo el mundo. Que esta revelación era contraria a la de Buda y ya estaba cogida por el capitalismo.

Pero desde entonces no puedo evitar perseguir ese poder infinito que hay en nuestra mente para imaginar la solución definitiva de un problema que se crea ella misma.


Creo que desde entonces también siento una mayor dificultad para saber lo que quiero y dirigirme hacia ello. Como si hubiera perdido la espontaneidad.



V


A veces salgo a la calle y me doy cuenta de que no puedo hablar con la gente, me gustaría decirle lo que siento al cruzarme con ellos. Pero por más que lo intento no consigo hablar con nadie. 


-¿Estás enfadado?


-No te preocupes, esto son dos días malos y luego se nos pasa.


-Gracias por la sonrisa, no me dio tiempo a devolvértela, pero quería.


Entonces me doy cuenta de que estoy hablando solo. Me pregunto a quién estoy hablando realmente. Como si al no saber a quién hablo no supiera cómo hablar ni qué decir. 


Me gustaría decir algo para todo el mundo y para mí mismo. Me gustaría preguntarte si tú también estás soñando mi mismo sueño. 



VI


La siguiente iluminación que recuerdo fue la primera vez que fume estupefacientes sin ningún control. De repente sentí que despertaba en el mismo sitio.


Sentí que me despertaba sin haberme dormido. Como si la vida misma fuera un sueño. Pero entonces volví a despertar de nuevo. 


Por un momento entendí que la vida en realidad era un sueño dentro de un sueño. 


Pero luego volví a despertar. Una vez. Y otra. Sentí que ya nada volvería a la normalidad. Nada volvería a ser como antes. 


Ahora que lo pienso quizás es cierto. Pero me he acostumbrado y no puedo verlo. Desde entonces me persigue la idea de que la realidad no es más que un sueño. Como si pudiera volver a despertar en cualquier momento. Como si nuestra vida no fuera más que un cuento, un gran relato, nada más.



VII


Poco a poco fue profundizando en mí la idea de que en esta historia todo está escrito, incluso nuestras dudas y nuestros gustos, porque no elegimos estar confundidos ni lo que llama nuestra atención. Como si incluso la libertad fuera una forma de esclavitud porque todos estamos obligados a elegir. 

Desde entonces cada vez me persigue más de cerca la idea de que no existe una sola prueba de la existencia de la voluntad. He buscado esa prueba por todas partes, incluso en google. Pero definitivamente no existen.



VIII


Solo años más tarde recordé que por aquel entonces, cuando empecé a fumar, había pensado que abandonar una adicción podía ser esa prueba, esa experiencia propia de la existencia de la voluntad. Durante más de 10 años, olvidé que me había permitido empezar a fumar para dejarlo. 


Durante más de diez años, olvidé que estaba luchando contra algo que yo mismo había elegido. Desde que empecé a fumar, ya lo he intentado dejar tantas veces que no sé si cada vez estoy más cerca o estoy más lejos. 


He tenido muchas revelaciones desde entonces, pero he olvidado la mayoría de ellas.



IX


La última revelación que tuve fue que esta película podía ayudarme a dejarlo. Que podría darle un sentido a todas las revelaciones que he olvidado. Y liberarme por fin de las que recuerdo. Podría grabar esa búsqueda de la voluntad hasta encontrar una huella de su existencia. Y al final, cuando la encontrara, por fin lo habría dejado. Pero ya no puedo esperar más. He llegado a pensar que solo me estoy engañando, que esta película se ha vuelto otra excusa. Que sigo volviendo a fumar para volver a dejarlo. Y grabarlo. Que no estoy haciendo esta película para dejarlo sino para para seguir fumando.


Tengo que confesar que he perdido el argumento de esta película. Que ya no puedo seguir más. Cada vez siento que se acerca más el final y cada respuesta que encuentro, cada momento de iluminación me lleva a otra pregunta. Por eso he pensado en leerte todo esto y grabarlo. He pensado en pedirte ayuda.


Pero entonces, de repente, siento que no tengo nada que decir. No quiero simplemente leerte todo esto, pero tampoco encuentro una forma mejor de explicártelo.


Es entonces cuando recuerdo que esto ya lo he pensado antes, incluso varias veces. Pero siempre acabo pensando que para leérterlo tengo que acabarlo y al final siempre acabo olvidándolo. Siempre acabo abandonándolo. Como si esta película hubiera acabado ya muchas veces. Pero al final siempre acabo volviendo a este instante, en el que me doy cuenta, y siempre me recuerda aquella primera imagen. Aquella habitación. Como si fuera un deja vu eterno. Como si todas mis iluminaciones fueran la misma. Es entonces cuando me doy cuenta de que en esta película el clímax fue al principio. 


Que no puedo seguir esperando el momento perfecto. Porque ese momento era cualquiera. Entonces siento que esta película ya ha acabado. Siento que soy yo el que se aferra a ella. 



X


Sabes esa sensación de que por un momento tu vida es como una película? Yo llevo tanto tiempo buscándola que ahora no puedo salir de ella. Siento que se repite constantemente y no puedo pararla. Que ya ha acabado muchas veces y no puedo evitar volver a empezarla.

 

Ni siquiera puedo pararla. Pero es lo único que se me ha ocurrido. Si no puedo parar esta película, quizás pueda parar yo mismo, como un acto de rebeldía contra la inercia del mundo. Renuncio a actuar, aunque solo sea por ver lo que pasa. Entonces me paro lentamente en medio de la calle mientras voy de camino a pillar y cierro los ojos hasta que no puedo más.


Entonces, al abrir de nuevo los ojos en medio de la calle, veo que una persona invidente se acerca hacia mí con el bastón en mano y me aparto en el último instante. Tengo la sensación de que esto ya me ha pasado antes. Pero no sé lo que significa.



XI


Conoces la idea del eterno retorno? Esa antigua creencia según la cual cuando mueres, olvidas lo que has vivido y vuelves a nacer. Y vuelves a vivirlo todo exactamente igual. Y así cada vez que mueres, infinitas veces. Siento que estar atrapado en esta película es un círculo parecido.


Recuerdo que de pequeño, cuando tenía un deja vu sentía que era como si hubiera visto el futuro, pero lo hubiera olvidado. Como si pudiera ver el destino pero sólo en el preciso momento en que lo vivía. No sabía de qué podía servir este poder. Así que empezaba a hacer cosas raras, aspavientos y muecas que nunca haría. Pensaba que así quizá podía cambiar el futuro. 


Entonces, mientras voy de camino a pillar una vez más, suena Me and the Devil y justo coincidiendo con el clímax de la canción cambio 90º mi dirección de manera abrupta en el último cruce. Vuelvo a hacerlo en cada esquina, caminando y cambiando de dirección al ritmo de la canción.


Apenas acabó de sonar había olvidado qué me hizo cambiar de sentido. Simplemente decidí en el último segundo: sentí que tenía que sorprenderme a mí mismo. Quizá por eso cuando encuentro la voluntad siempre lo olvido.


A lo mejor solo si aceptamos que no existe una prueba de su existencia, que no hay una fórmula definitiva, solo entonces podemos volver a experimentarla y a descubrirla. Quizá sólo entonces podemos entender que la vida consiste justo en esto: que la voluntad debe probarse a cada instante. Que la única manera de ser libres es renunciando a saber qué va a pasar. 


A veces tengo la sensación de saber cómo va a acabar todo, pero que al mismo tiempo saberlo es la única manera de impedir que pase. Como si el destino me hubiera descubierto observándolo y cambiase. A veces siento como si hubiera visto a dios en su cuarto, la puerta está entreabierta y él está bailando. 


XIV


Si debe acabar de una vez por todas, esta película no puede ir sobre el vicio, ni sobre la iluminación o la voluntad: debe ir sobre la abstinencia, sobre lo que pasa después. Sobre lo que no está. Sobre el peso de la ausencia. 


Ahora ya sé que el final es inevitable y por eso me asusta. Pero también por eso mismo siento que esto no es el final, sino el principio de otra cosa.


Ahora solo se trata de cómo seguir viviendo. De qué hacer con tu vida cuando vuelves a tomar conciencia de ella. De cómo adaptarse cuando renuncias a lo que hasta ahora ha estado guiando tu existencia. 


Lo importante no es la película. 


Si esta película puede ayudarme a salir de esta trampa, debe ser aquí donde acaba. Si al final no puede ayudarme a retomar mi voluntad, entonces tengo que abandonarla. 




FIN




“El único medio de conservar el hombre su libertad es estar siempre dispuesto a morir por ella” Poe.